BIENVENID@S

WELCOME, RAFIKI, WILLKOMEN, OGNI ETORRI, BIENVENUE, KARIBU, WITAMY, AKWAABA, FÁILTE, BEM-VINDO, SOO DHAWOW, EKÚ-ABÓ


EL ABRAZO DEL MOHAN

EL ABRAZO DEL MOHAN
el abrazo de El Mohán

miércoles, 3 de junio de 2009

UNA MAÑANA UN PAÍS, UNA ESCUELA

UN APARTE DE LA INTRODUCCIÓN DE UN TEXTO DEL PROFESOR RAFAEL PORLÁN( Constructivismo y Escuela, Pág. 7, Díada, Sevilla.1995):

Una mañana, un país, una escuela: un salón cualquiera. Todo está preparado para que una vez más comience el ritual. Bancas alineadas, mirando al frente, una mesa, el tablero, charlas, risas, bromas y juego, es el breve momento de la espera.

El profesor o la profesora llega. Saludos, preámbulo, llamadas de atención, todos a sus puestos, por enésima vez la función va a comenzar. ¡¡Como decíamos ayer…!! Comienza la explicación, se retoma el discurso. Es el tema equis, situado en la página tal, del libro cual.

Ha empezado el monólogo, el actor principal ha repasado mentalmente su papel, trata de hacerlo bien a pesar de la dificultad del contenido. Describe, demuestra, argumenta, trata de convencer y de hacer comprender. Por momentos se siente fatigado, cansado de la función diaria, en el fondo sabe que aparenta una seguridad que no tiene. Si al menos estuviera hablando de aquel tema que tanto le gusta, o de aquel otro que conoce tan bien. Pero no, desgraciadamente el temario es muy amplio. Justamente hoy toca uno de esos temas que ni él mismo comprende muy bien. En algún momento el discurso se vuelve denso y aburrido, intenta reconducirlo, la situación empeora, decide eludir el problema, se para, recurre al libro, trata de no salirse del guión preparado, repite mecánicamente conceptos, fórmulas, teorías y argumentos. Mira el reloj, queda un cuarto de hora para acabar, se siente cansado, aburrido, desanimado; al fin toma una decisión: jóvenes, la clase por hoy ha terminado.

Mientras esto ocurre, entre el público, un alumno (cualquier alumno) escribe ávidamente con palabras textuales. Ha aprendido a diferenciar el momento de recoger la información, del de estudiarla. Sabe que s fundamental escribir lo más literalmente posible el recitado del profesor y lo hace con gran habilidad.

Mientras escribe, piensa, fantasea y se adormece. A veces lucha consigo mismo por mantener algún contacto consciente con la explicación. Atiende, pero al rato abandona: hace tiempo que dejó de comprender. Fue al principio del curso. Los primeros días se esforzó, pero, como siempre, pronto acumuló demasiadas lagunas, dudas e incomprensiones. A estas alturas las palabras y los argumentos le, resultan piezas de un rompecabezas indescifrable. Cuando escribe, su cabeza se llena de imágenes e ideas prácticas que aluden a preocupaciones, deseos, y expectativas personales.

Ha pasado ya un buen rato, empieza a sentirse fatigado, mira el reloj; todavía queda bastante. Se frustra, se aburre, se obsesiona con el lento transcurrir del tiempo. Su atención se centra en un tema: que por fin acabe la clase. De pronto, en algún momento, se oye la frase mágica: señores, la clase por hoy ha terminado; respira profundamente. Se vuelve, habla, bromea, se ríe, se levanta, es el breve momento de la espera.

Un nuevo profesor o profesora llega. Saludos, preámbulos, llamadas de atención, todos a sus puestos, por enésima vez la función va empezar.¡¡Como decíamos ayer...!!”

HASTA SIEMPRE COMANDANTE

EL SALMÓN

1 MAYO: LA LUCHA SIGUE

Visitando a João Pessoa