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EL ABRAZO DEL MOHAN

EL ABRAZO DEL MOHAN
el abrazo de El Mohán

sábado, 29 de septiembre de 2007

Los planteamientos pedagógicos de John Locke en
Pensamientos sobre la educación

“Para educar a un niño se necesita toda la tribu” Proverbio Africano

Antes de dilucidar acerca de los planteamientos pedagógicos de John Locke, se precisa que se hará desde la óptica “occidental”, sin pretender aplicar para las concepciones universales. Entendiendo que se aplica al conocimiento de la Antigüedad clásica que hizo su génesis en Grecia y Roma, que perduró al desmoronamiento del Imperio romano, se vulgarizó por Europa occidental y septentrional, abrazó a las Américas, abarcó a Australia y a suficientes zonas de África y Asia, épocas del fulgor colonialista de los siglos XV a XIX, y entre tanto práctica un señorío político, económico militar, social, cultural y geoestratégico considerablemente superior del que por ubicación geográfica o población incumbiría. Si bien las reflexiones pueden englobar elementos esenciales de la costumbre de la cultura occidental, no debe colegirse de ello que indivisos los Estados europeos hayan tenido perennemente y sin discrepancias los idénticos principios o que su acción e instituciones no hayan cambiado a lo largo y ancho de la historia científica comprobada.
El siglo XVI marcó para la vieja Europea y su sociedad un tiempo de evoluciones hondas. Las verdades provenientes de la antigüedad “hicieron agua” hasta irse “a pique” estruendosamente en el siglo XVII y XVIII. En el siglo XVII, fácil de percatarse de las transformaciones no era, sin embargo las preclaras mentes si lo notaron: transformaciones en el ámbito religioso, la aparición de nuevos horizontes geográficos, nuevas interpretaciones de los sucesos físicos, por ende nuevos métodos de abordaje, nuevas relaciones de producción, nuevas maneras de intercambio comercial y de uso de los recursos naturales. De donde fue luego preciso rearmar el tejido social, el discurso filosófico y político, el saber científico y el cúmulo cultural. Para gozo de la humanidad puede decirse, sin pretensiones, que hombres y mujeres, aunque pocas y valientes, fueron protagonistas laboriosos y esplendentes de la reconstrucción de nuevos horizontes políticos, sociales, filosóficos, éticos, culturales y pedagógicos. Que aún motivan nuestra reflexión y nuestro quehacer, sin perder de vista que también hoy en los albores del XXI se está en época de incertidumbres y búsquedas Y, una de dichas reflexiones se hinca sobre lo pedagógico y lo didáctico, sobre lo educativo y sus sujetos.
En la época de John Locke estaban sucediendo cosas sorprendentes, Occidente estaba entrando en la edad de las revoluciones, industrial, social y política, las cuales, según J. Bowen (1992) introdujeron cambios importantes en la educación, mereciendo destacarse dos rasgos significativos: La creciente participación de los gobiernos en la ayuda a la educación (por contraposición a la simple publicación de decretos, como habían hecho durante siglos). Y, en definitiva, la aparición de nuevas concepciones del ser humano y de la sociedad que ofrecían disyuntivas polémicas, para sustituir las creencias aceptadas, con posibilidades incitantes de desarrollo futuro. Otro aspecto a considerar de la época fueron las discusiones teológicas sobre la tolerancia de la sociedad inglesa entre los años 1660 y 1690, en las John Locke jugó un papel preponderante.
Los planteamientos de John Locke, pensador, pedagogo y médico inglés nacido hace 375 años, un 29 de agosto, en la hoy hermosa ciudad Wrington, educado en los mejores centros de la época y con fama en el concierto mundial más como filósofo, desde el empirismo hasta el escepticismo de Hume, que como pedagogo. Es verdad que John Locke no pretendió generar un nuevo sistema educativo, sino explicitar los parámetros mínimos para la educación de los “gentleman” y los “squiare”, no obstante sus esbozos pedagógicos vislumbran ya una reflexión profunda sobre las bondades, defectos y alcances de la educación.
Hay que reconocer que los pensadores reformistas no tenían perspectiva clara de cuáles eran los giros educativos o pedagógicos a realizarse. El autor J. Bowen(1992) señala esta dificultad cuando afirma:
“el movimiento utópico reformista carecía de un cuerpo adecuado de doctrina sobre educación para guiar el proceso de la instrucción, no había una comprensión de la naturaleza de la infancia y de la niñez, ni una percepción clara de la psicología del aprendizaje, del papel del juego, de la fantasía o de la imaginación; ni la necesidad de organizar los grados según la edad y las etapas de crecimiento e interés”. Además “las actitudes ante la existencia humana todavía seguían dominadas por la preocupación por el pecado y la necesidad de salvación “.
Con este escollo se estaban incubando nuevas ideas sobre la educación en la denominada Ilustración, esto gracias a Comenio, Locke, y Rousseau.
Es verdad que históricamente John Locke no ha sido visto como un pedagogo y sus aportes hasta ahora están saliendo a luz como parte de la “Nueva Historia”, por ello hay que reconocer que los pensamientos de Isaac Newton, que afectaron a las comprensiones de ese tiempo también afectaron la educación, en su aplicación serían un logro del autor estudiado. Basta recordar su temporada en los Países Bajos cuando escribió las Cartas a E. Clarke, que serán conocidas como Algunos Pensamientos sobre la Educación y que versaban sobre la educación de su hijo. Cartas que fueron llevadas al francés, al alemán y al italiano en su época.

¿Qué planteaba John Locke en Algunos Pensamientos sobre la educación? Hay que precisar que en Occidente primaba la creencia que toda sabiduría provenía de dios, la cual era fuente de toda ilustración personal y por ende del orden social existente. El principio de la sabiduría era el temor de dios. John Locke (1693) con sus pensamientos filosóficos y políticos de que “la sociedad era la fuente de toda moral, junto con la afirmación de que las mismas sociedades son creadas por individuos que pueden cambiarlas”, marcan una transición en los procesos educativos existentes. Los planteamientos sobre el entendimiento humano o sobre la mente, estaban presentes en las concepciones educativas de los siglos XVIII y sobre todo el XIX. La idea de que la mente es pasiva en la percepción, permanecería durante mucho tiempo como postulado básico de la metodología científica y llegaría a ejercer una profunda influencia en la teoría de la educación. Así lo explican Bronnowski y Mazlish (1963), “la idea de pasividad de la mente permaneció hasta que apareció el principio de la incertidumbre de Heisenberg y en Física el de relatividad de Einstein, lo que llevó a una nueva idea científica: la idea de que el observador desempeña un papel esencial en el descubrimiento de la naturaleza”.
El famoso aforismo quam tabula rasa John Locke lo traspuso al concepto de la mente infantil la que es “como papel blanco o cera, que se puede moldear y adaptar como se quiera. (...) Así la diferencia que puede encontrarse en las maneras y habilidades de los hombres se debe más a su educación que a ninguna otra cosa”. (Locke, 1693).
En Algunos Pensamientos sobre la Educación, el médico-filósofo, plantea una educación para los “gentleman”, especialmente orientados para el mantenimiento del cuerpo y de la mente, pero también para el cultivo de la vida en sociedad y el desenvolvimiento laboral. Planteaba ya un “ideal de hombre” para una sociedad determinada. En cuanto a la finalidad de la educación en la virtud, la sabiduría, las buenas maneras y el aprendizaje. En esto se resume la formación del caballero o gentleman.(Locke, 1963)
Jaramillo Uribe, (2002) explica que el “gentleman” era una mezcla de noble y de burgués. A la formación mundana y humanista agrega la formación profesional y técnica. Tiene las cualidades de la crianza nobiliaria, pero no desdeña el trabajo, ni la técnica, ni el mundo de los negocios y la economía característicos de la civilización industrial… Y, el “Squiare”, el caballero rural… este tipo de humano une el conocimiento del hombre –sentido político, diplomático, mundano- la efectividad funcional de quien conoce las técnicas modernas (p.62 y 63). Tanto para el “gentleman” como para el “squiare”, el cuidado del cuerpo a través del ejercicio colaboraría para su templanza y su salud corporal. Locke ofreció la clave para la reconciliación de la educación humanista del caballero con el punto de vista que sostiene que «el aprendizaje se puede convertir en un juego y un placer para los niños» (Locke 1968, 255), lo que estimuló el desarrollo de la alternativa naturalista de Rousseau.
John Locke insistía la importancia de la educación desde el hogar, escenario de amor pero también de disciplina, sin caer en el castigo, que no conducía sino a dejar una impronta en la vida del infante y resulta el “menos eficaz de los que pueden utilizarse en educación… Los golpes y los demás castigos serviles y corporales no convienen, pues, como disciplina en la educación de un niño…”. Ellos llevan a la violencia antes que a ala razón. Insistía en la vital importancia de las buenas costumbres. De aquí su máxima famosa, que tanto fue criticada (sobre todo por Rousseau) de razonar con los niños, es decir de tratarlos como seres racionales apenas fuera posible. De donde lo que se buscaba era hacerles comprender que todo lo que se discutía era favorable para sus vidas. El camino de la mente a la razón coincide con un progresivo camino hacia la libertad.
El juego es un factor educativo de enorme importancia, y no sólo como ejercicio físico. El juego guía a calcular las propias fuerzas, a vencerse, a conducirse con beneficio sobre el mundo externo, por lo que debe ser tenido en cuenta en la educación intelectual. Además, puede ser partida de enseñanzas intelectuales. “Hay que empezar por el juego y convertir éste, poco a poco en trabajo. (...) En cierta manera sienta los sustratos de la educación activa.
Para John Locke el estudio debe ser algo natural y libre, placentero, que satisfaga al niño y sus deseos. Para ello esbozo su plan de trabajo: Habría que enseñarle la lengua propia; lectur de libros fáciles y agradables, directamente, sin normas rígidas; importante inculcarle una segunda lengua y después latín, la historia, la geografía, ciencias naturales, geometría y “todas las otras ramas de la cultura que se refieren a cosas que los sentidos perciben”. Desdeñaba la retórica, la lógica y la metafísica que no servían para nada. Le daba importancia a la Física de su tiempo. Su fin de formación intelectual”es preparar a éste (gentleman) de forma que absorba cualquier ciencia a la que desee dedicarse y sea capaz de libertad de pensamiento”, sin reglas y nociones dudosas.
En su similitud al Humanismo, es afecto al estudio desde las fuentes, al respecto dijo: ” recurrid a la fuente original y no toméis materiales de segunda mano. No hagáis de lado a los grandes maestros, (...) familiarizaos plenamente con los principios de los autores originales, confirmadlos y luego sacad vosotros mismos las deducciones del caso”.
Otra idea de Locke, es la importancia que le atribuye a los ejercicios corporales, propone, asimismo a la esritura, a la lectura, el uso del caballo, la espada, trabajos en madera y en plantas y árboles ornamentales. Esto fundamentaba su máxima extraída de Juvenal “Mens sana in corpore sano”.
Probando resumir entonces, puede decirse del pensamiento educativo de John Locke.
· Lo planteamientos educativos no están ya imbuidos de finalidad teológica. “Un espíritu sano en un cuerpo sano, es una descripción, breve pero completa, de una situación feliz en este mundo”
· Después de un cuerpo sano viene que éste obedezca al espíritu, de manera tal que “en todas las ocasiones se inclina a aprobar, lo que es propio de la dignidad y el alto rango de una persona dotada de razón”.
· Hay que doblegarse ante la razón propia. Haciendo énfasis en que el maltrato no conlleva, pero si una sana,”con el fin de que se vaya acostumbrando a la libertad que proporciona comportarse de acuerdo a la razón”. En este enunciado hallarnos las tres categorías que profieren el discurso de Locke en lo pedagógico: libertad (freedom), razón (reason) y costumbre (custom).
· Sus planteamientos van dirigidos hacia los caballeros rurales especialmente: “pues, en cuanto este estamento se haya puesto en orden por medio de la educación, rápidamente los pondrá a todos los demás.”
· Así entonces, una buena educación para John Locke es aquella que atiende lo físico y lo mental. De donde el cuerpo no es para consentirse sino para fortalecerlo en distintas maneras. El buen educador insiste en ejercicio, juego y abundante sueño, “el gran medicamento de la naturaleza” “the great cordial of nature.”
· Locke considera que la educación ha de estar en armonía con la socialización de clase. Asimismo está convencido de que las enormes diferencias que comprobamos entre los individuos son en mucha mayor medida producto de la educación que de la naturaleza. Si las diferencias sociales dependen de la educación recibida, importa mantener el privilegio educativo como forma de dominación social. Una clase social conserva su papel de clase dirigente, si sabe educar a sus miembros de la forma que convenga a sus intereses. La gentry, que hasta cierto punto ha permanecido hasta hoy como clase dirigente, fue muy consciente de lo que suponía una educación adecuada para mantener su preeminencia.
· Parte de que no hay nada en el entendimiento que no haya pasado ante por los sentidos, dando con ello un carácter realista al transcurso educativo. De donde su didáctica promueve el concepto de una educación integral, basada en la formación física, intelectual y moral del hombre y en una enseñanza que ha de partir de los objetos, de la indagación directa y la experiencia personal, del juego, del estudio libre y del ejercicio, del hábito, de la ordenación y de la gradualidad.
· “El trabajo del maestro no consiste tanto en enseñar todo lo aprendible, como producir en el alumno amor y estima por el conocimiento, y ponerlo en el camino correcto para aprender y mejorarse cuando así lo desee.”
· “La mayor habilidad de un maestro es provocar y mantener la atención de su alumno. En tanto lo logre, puede estar seguro de avanzar tan rápidamente como las habilidades del estudiante lo permitan. Para logarlo, debe hacer que el niño comprenda la utilidad de lo que se le enseña, y hacer que vea que gracias a lo que ha aprendido puede hacer cosas que antes eran imposibles, algo que le da una ventaja sobre los ignorantes. A ésto debe agregar dulzura en todas sus lecciones, y una cierta ternura en su trato, que haga al niño sensible y le muestre que lo ama y que sólo busca su bienestar. Éste es el único modo de ganarse el afecto del niño, a fin de que se aplique al estudio y aprecie lo que se le enseña.”
· Una crítica que se puede plantearse al realismo disciplinario y a la doctrina educativa empirista de John Locke es que pensaba que ésta era para la clase dominante, para el propietario, al que consideraba ciudadano. Igualmente la concepción de la educación como instrumento para fijar la socialización de una clase específica.
La influencia de John Locke en estos albores del siglo XXI puede verse dibujada, entonces, en:
· La influencia de la educación física para la conservación del cuerpo.
· El buen trato a los niños.
· El juego como factor fundamental de la educación.
· El papel del maestro como generador de amor por el conocimiento.
· El realismo en el discurso de la educación
· La vinculación del hogar al proceso educativo de los niños.
· La educación debe ser una cuestión integral entre la mente y el cuerpo.
· La tríada de libertad (freedom), razón (reason) y hábito o costumbre (custom) como fundamentos del discurso pedagógico.




REFERENCIA


Bieroof, Helvia y PRAIS S.J. (1993), «Britain’s Industrial Skills and the School-teaching of practical subjects: comparisons with Germany, the Netherlands and Switzerland», 23 (3), 219-45.

Bowen, James. (1992) Historia de la Educación Occidental. Ed. Herder. Barcelona.

Bronowski, J. y B. Malzlish. (1963)The Western Intellectual Tradition p. 235

Jaramillo, U. Jaime.(2002) Historia de la Pedagogía Como Historia de la cultura. 62-63

Locke, John (1968), «Some thoughts concerning education», The Educational Writings of John Locke (ed.) Axtell, James L., Cambridge, Cambridge University Press.

Lieberman, Myron (1993), Public Education: an autopsy, Cambridge (Mass), Harvard University Press.

Newman, J.H. (1931), Selected Discourses from the Idea of a University (ed.) Yardley May, Cambridge, Cambridge University Press.

Martín Nicolás, J.C. (Dos antecedentes de la cultura física: Locke y Rousseau y el origen del concepto educación física) op. cit p:4

Olmedilla, Juan M.M., (1992), «Tradition and Change in National Examination Systems», Examinations: comparative and international studies (eds.) Eckstein Max A. and Noah, Harold J., Oxford Pergamon, 135-146.

Restrepo. Jorge.(2006) Educar en el atraso social. Planeta, Bogotá, p. 83-90.
Thompson, Edward P. (1968), The Making of the English Working Class, Harmondsworth Penguin

Winther-Jensen, Thyge (1994), Denmark, Education in a Single Europe (eds.) Brock, Colin and Tulasiewicz, Witold London Routledge, 45-65.

Martín Nicolás, J.C. (Dos antecedentes de la cultura física: Locke y Rousseau y el origen del concepto educación física) op. cit p:4

Manacorda, Mario Alighiero.(1997) Historia de la educación 2, del 1500 a nuestros días. Editorial Siglo Veintiuno. España, pág. 304.

Vargas-Mendoza, J. E. (2007) Fundamentos filosóficos de la educación: apuntes para un seminario. México: Asociación Oaxaqueña de Psicología A.C. En http://www.conductitlan.net/filosofia_educacion.html

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